"Sigue entonces el misterio de la ley que puede por fin darle a nuestra ciudad un régimen de protección del patrimonio que resulte serio y creíble, como el de un país civilizado. La ley surgió en diciembre de 2007 como una manera de calmar las aguas ante el sorprendente avance de los grupos patrimonialistas, que se instalaron en la agenda porteña a fuerza de amparos y movilizaciones."
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