Inaugurada en 1917, la Confitería del Molino, joya del estilo art noveau, paisaje emblemático de Buenos Aires y refugio de poetas y políticos, languidece desde hace más 12 años, en la esquina de Callao y Rivadavia. Mientras su imponente fachada se deteriora año a año, se puso en marcha un nuevo intento para rescatarla: la Legislatura de la Ciudad estudia un proyecto de ley para declararla de utilidad pública "por su valor histórico y cultural", expropiarla y cederla a un concesionario privado que la restaure y la explote comercialmente.
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